Poema
Comedias y proverbios o un cuento moral, por Lois Pereiro (poema)
Robert Bresson, por Patti Smith
I
me desperté con fuerza renovada.
les enfants terribles estaban en la pantalla. desde mi enfermedad había instalado una pequeña pantalla y una cabina de proyección. había tres películas pasando continuamente… los chicos terribles, mademoiselle y thomas el impostor. todas películas toleradas. durante un tiempo sólo tuve una película… au hazard balthazar. la vi varios cientos de veces en un estado de sedación suave. mi mente se había convertido en un cuaderno de instantáneas, notas y el arte de este siglo.
específico, blanco y negro. el barniz de los lienzos de pollock. todos somos hijos de jackson pollock. todos mutantes caóticos… una extensión de su acción. todos girando al ritmo de su loca muñeca. igual que manifestamos nuestro propio ataque al himno vía cuerdas vocales un poco a lo little richard james brown o mick jagger. igual que hacíamos trampas con un baile, una disciplina de abandono ritual. igual que nos metíamos en lo nuestro y nos fundíamos con el brazo que bajaba por el montaje sónico de una guitarra eléctrica. su lucha con el mármol es mi drama con el rock. me gusta el tacto del mástil. un fuerte y sólido cuello de arce como el brazo de un muchacho de venas espesas o la garganta de un conquistador.
II
hay un primer plano de marie. es la misma marie de one-plus-one. la guerrilera virgen con la mirada baja. como las madonnas sienesas marie puede sostener una conversación con la vena en el cuello. es la modelo del artista -eva la manipulable, es la víctima-, el cordero del sacrificio de la inspiración.
la mano de gerard sobre su cuello sus manos, como su ropa, está cubiertas de extracto de aceite acción. como el artista gerard es lo que hace. viste de negro porque es un peta. negro es el uniforme, la piel de los poetas. sus ropas son negras igual que el aceite… su médium. con él puede abstraer el lenguaje en los jeroglíficos físicos de convergencia, de polos azules. el arte es trabajo. el trabajo es un acto consciente. el arte en un acto consciente que requiere el enganche del subconsciente, la energía nuclear y la disciplina del espíritu. crear y también crear distancia. luego está el inventor -el milagro del cable telefónico- los pasillos de energía de detroit. donde hay energía eléctrica hay violencia. la violencia eléctrica es el hombre en su cumbre. marie está en proceso de nacimiento. gerard se traga lugres con formas de caramelos.
gerard compara la pintura con un coche derrapando, estrellándose y chisporroteando. como el número 11, el 14 no es ningún accidente. el icono definitivo está grabado detrás de sus ojos. sabe lo que quiere ver y controla la destrucción. derrama aceite por la carretera. espera a campo abierto, con las manos en la cintura, riendo, un muchacho se convierte en otro, su moto, desplegando los colores del vestido andrajoso de marie, yace volcada, espera. quiere sentir el gusto de ver la destrucción de su creación en el proceso de conclusión definitiva. sus expectativas (fuego, asesinato) son ilimitadas. no abriga ningún remordimiento potencial. es un monstruo no menos considerado que sus hermanos:
– de kooning: descomponedor de mujeres
– gorky: cobarde iluminado
– rothko: verdad negra
– pollock- asesino con licencia
también desea ser testigo de su propia reacción inmediata ante su creación y gradualmente la reacción de los demás. la reacción de la mujer que descubre a su marido desangrándose es una obra de arte. gerard es el creador pero hay subcreadores. un fotógrafo alza su pentax y fotografía su cara. una foto tras otra. la primera foto fue mágica, un momento robado. la fresca aflicción aumenta con las fotos de prueba… hasta convertirse en la carcasa tri-x de la tristeza.
la hija deambula inconsciente hacia el campo. el muchacho la tira al suelo y le abre las piernas. ella es incapaz de hablar o gritar. está a punto de perder el conocimiento. él la folla hasta hacerla consciente. cuando percibe su grito, borboteando y subiéndole por la garganta, lo silencia metiéndole la cadena de su moto entre los dientes. ahora va a follarla despacio. va a presenciar su sumisión mientras su padre muere. entre espasmos, su mano se agarra a la hierba y los tréboles. la mano de su padre se suelta y cesa el asimiento. he aquí otro gran trabajo. su voluntad y acción actúan independientemente. es una criminal. una víctima se rinde; es una participante. participa activamente en su propia violación gloriosa y en la patética y silenciosa muerte de su padre. ella ya no es inocente sino una obra de arte que vive y respira.
gerard está trabajando. todos estos detalles, su fusión con la mujer, su destrucción del hombre y la naturaleza, todos son componentes necesarios. las partes que compondrán un cuadro total y el único retrato auténtico de Jackson Pollock… cobarde asesino y patán. un maestro meándose en los arqueados rizos de villon. un monstruoso maestro cuyo trabajo parecía un arreglado compuesto de los días y las noches de a torpeza. un francés es el primero en reconocerle. jackson pollock… el primer auténtico artista americano que lucha con un dilema totalmente americano.
su muerte y su sangre y la sangre de bunny fue su mejor trabajo. salpicaba y salía disparada como el primer aliento de un pozo surtidor. gerard piensa en todo esto mientras le ponen las esposas. le llevan a la cárcel. su gesto dice no. si un criminal es un artista fracasado entonces él no es ningún criminal. mira. la chica, flácida e ida, le besa los pies. allí, en la carretera, la puerta del coche se funde permanentemente con el rostro del difunto. la luz roja rodea a la mujer llorosa. la autopista está llena de cubos de flash y restos grasientos. ésta es mi mejor obra les dice. la hice con los ojos abiertos, la consciencia desnuda y la luz. el hombre de la pentax recibirá un premio de la prensa por el grito de la mujer. ¿qué recibiré yo y por qué me crucificáis?
le encadenan a un árbol. se frota la barbilla contra la corteza. después la mejilla y la boca. abre los labios y dispara la lengua dentro y fuera, dura y rápida como un chorro de agua de seltz curativa. se aprieta contra el árbol. piensa en la chica y en su cuello violeta. está chorreando dentro de sus pantalones, a través de sus pantalones, en el árbol, en las piernas de la vida, en el mismo escenario de la acción mientras le preguntan.
hay aceite en la carretera.
el aceite es lo que ha hecho que el coche perdiera el control
lo que queremos saber es quién puso el aceite
y con qué motivo
¿quién puso el aceite?
yo.
motivo
el arte.
tuve que re-crear la muerte de jackson pollock
con el mismo destino radical que giraba en los
santos dibujos de us propia muerte.
imagen: número 11, 14 y retrato de un sueño
imagen: la mujer, lee krasner, poniéndose sombra en los ojos
con manos oscuras y moteadas
esto no es ningún accidente ni un crimen sino una traslación
lateral de un hombre que pierde el control
la iniciación de una muchacha
que enseñaría
como su maestro
le enseñó.
grasa de eje
película triste
¿quién puso el aceite?
yo.
motivo
el arte.
¿quién fue tu maestro?
robert bresson
Patti Smith, en Un fuego de origen desconocido, Celeste Ediciones, traducción Alberto Manzano.
Un país lejano, Michaux/Marker
«Habría que demoler la Sorbona y poner a Chris Marker en su lugar”, escribió el poeta y pintor Henri Michaux. (Quizás, quizás, porque Chris Marker es, a su manera, un hombre enciclopedia. Una universidad él solito.)
La admiración era recíproca. El título La jetée era un homenaje a un poema de Michaux y el famoso inicio de Carta de Siberia, «Te escribo de un país lejano…», retomaba el título de un segmento de Lejano interior. Cartas desde un país lejano que, bien mirado, podría ser el nuestro. Un país cercano donde es una extraña mirada la que crea el alejamiento. A continuación, porque ningún día es malo para leer a Michaux, un fragmento de «Te escribo de un país lejano…»
IV.
Añado una palabra más, mejor una pregunta.
¿También fluye el agua en tu país? (No recuerdo si ya me los has dicho). Y, si es ella realmente, produce escalofríos.
¿Que si me gusta? No sé. Cuando está fría una se siente tan sola dentro de ella. Pero es una cosa distinta cuando está tibia. Entonces. ¿Cómo juzgar? ¿Cómo juzgan ustedes, dime, cuando hablan de ella sin disimulo, a corazón abierto?
V.
Te escribo desde el fin del mundo. Es necesario que lo sepas. A menudo tiemblan los árboles. Recogemos las hojas. Tienen una increíble cantidad de nervaduras. ¿De qué sirve? Nada queda entre ellas y el árbol. Nosotras, molestas, nos dispersamos.
¿Será que la vida en la tierra no podría continuar sin viento? ¿O será preciso que todo tiemble siempre, siempre?
También existen movimientos subterráneos, y en la casa cóleras que vienen a enfrentarme, como seres despiadados que quisieran arrancarte confesiones.
Nada vemos, salvo aquello que importa poco ver. Nada, y sin embargo temblamos. ¿Por qué?
VI.
Todas vivimos aquí con un nudo en la garganta. Aunque soy muy joven, has de saber que en otros tiempos fui aún más joven, al igual que mis amigas. ¿Qué significa esto? Seguro que hay algo horrible.
Y en ese tiempo cuando, como ya te dije, éramos aún más jóvenes, teníamos miedo. Alguien podría haberse aprovechado de nuestra confusión, diciéndonos: «Pues bien, el momento ha llegado, vamos a enterrarlas.» Y nosotras, pensando: «Es verdad, bien podríamos ser enterradas esta noche si se comprueba que es el momento.»
Y sin atrevernos a correr demasiado, jadeantes, sin poder dar un paso más, frente a la fosa abierta, sin aliento, sin tiempo para decir una palabra.
Dime, ¿cuál es el secreto de todo esto?
…