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Manual de uso: Straub y Huillet, por Luis López Carrasco en Número Cero
“Es preciso que una película destruya en cada minuto, en cada segundo, aquello que decía en el minuto precedente, porque estamos asfixiados bajo los clichés y es preciso ayudar a las personas a destruirlos” J. M. Straub
Cineteca de Madrid realiza, a lo largo de febrero y marzo, un ciclo dedicado a esta pareja de cineastas fundamentales, indomables, excesivos y trabajadores, eternamente trabajadores. La pareja sentimental constituida por Danièlle Huillet (fallecida en 2006) y Jean-Marie Straub (rebosante de creatividad a sus 79 años) es responsable de una obra extensa, iniciada en 1962, que derriba todo aquello que entendemos por cine. En su vigorosa resistencia, en su rabiosa originalidad, el resto de la galaxia cine palidece, como si la filmografía de este dúo francoalemán perteneciese a un universo paralelo, un universo donde los descubrimientos pretéritos de D. W. Griffith evolucionaron en otra dirección. No es que Straub y Huillet sean obsesivos, es que son rigurosos. No es que estén condenadamente locos, es que en su lucidez y compromiso, vehemente, autocrítico y temperamental, revelan la insensatez de los demás cineastas, nuestra propia insensatez.
En este artículo visitaremos algunas de las constantes de una filmografía de la que podemos avanzar que no se parece a nada (a pesar de que cineastas como Kaurismäki, Glauber Rocha, Joao Cesar Monteiro, Pedro Costa o Paulino Viota se hayan sentido perennemente influidos por ellos).
El procedimiento, muy sencillo, tenazmente sencillo: poner el contador a cero.
EL CINE DESDE CERO
“No se pintan almas. Se pintan cuerpos”. Son palabras de Paul Cézanne, en ‘Una visita al Louvre’ (2003), adaptación cinematográfica del diálogo efectuado entre el pintor y Joachim Gasquet, y una máxima que bien puede definir el espíritu que guía el trabajo de estos cineastas. Un cine material y tangible. Un cine de lo visible, que replantea qué es el montaje, qué es la interpretación actoral, qué es un encuadre y un movimiento de cámara. Straub y Huillet redefinen la obra cinematográfica como lo que es: una disposición ordenada de imágenes, sonido ambiente, textos y música. Ni más ni menos.
Observemos ‘Una visita el Louvre’, el mecanismo no puede ser más simple. El texto y la pintura, el sonido y la imagen. La voz (femenina) que da vida a Cézanne comenta, analiza, critica o directamente tritura a los maestros de la pintura que cuelgan de los salones del museo. La imagen nos mostrará esos mismos cuadros de Ingres, Delacroix, Veronés o Tintoretto, a la vez que el pintor, ya anciano, les interpela, les grita, les insulta o, por el contrario, se exalta, emocionado. Escuchamos el texto y vemos la pintura, milimétricamente encuadrada, dentro de su marco, en una pared.
Simplemente las obras, Cézanne y nosotros. Ningún aspaviento, ninguna inflexión, ningún recurso televisivo. Ya hay suficiente movimiento en la pintura, ya hay suficiente energía explosiva en los comentarios escuchados. Cualquiera podría hacerlo, pero nadie lo había hecho. Esto es lo importante. Es tan sencillo que es imposible de hacer.
LOS DIOSES Y LOS HOMBRES
“A vosotros los hombres, os han puesto un límite”. El cine de Huillet y Straub es político y militante. Del mismo modo que su manera de rodar escapa a cualquier modelo conocido y señala que existen caminos intransitados y alternativas a la normalidad impuesta por los que consideran la expresión cinematográfica únicamente un modelo de negocio, una manufactura, o una fábrica de producción en serie, de ese mismo modo, el contenido de sus películas siempre estará comprometido con su tiempo histórico. Su cine discute, testimonia y provoca; lo cuestiona todo, lo desestabiliza todo. No pensemos en un film concienzado o politizado. No nos referimos a las proclamas maoístas de Godard o al cine de mensaje de Costa Gavras.
En ‘De la nube a la resistencia’ (1978), la adaptación de Diálogos con Leucó -textos mitológicos de Cesare Pavese– adquiere un relieve nuevo, una reinterpretación marxista. Los héroes y ninfas, las diosas y dioses, se comportan como unos terratenientes recelosos, sorprendidos y admirados del esfuerzo diario de sus siervos, los seres humanos. Los dioses de la Antigüedad griega se presentan como una clase dominante que castiga e impone su ley -pero también intuye que, sin alguien que crea en ellos y les dé nombre, no pueden existir-. El Olimpo ya era capitalista.
En la segunda mitad del film, un salto mortal. En una ruptura narrativa sin paracaídas (muy del gusto de cierto cine de autor contemporáneo) el film nos traslada al siglo XX (y a otra obra de Pavese, La luna y las hogueras) para hablar de la herencia que las revueltas partisanas comunistas de la II Guerra Mundial dejaron en la sociedad rural agrícola italiana. Diálogos del presente para hablar de revoluciones pasadas.
ADAPTACIÓN LITERARIA
Casi toda su obra se basa en adaptaciones de textos previos (poesía, prosa, ópera y teatro), y esa adaptación siempre consistirá en un examen y un escrutinio, nunca una imitación fiel. Anclados a una obra preexistente, su creatividad se desborda. Un buen ejemplo de ello es ‘Fortini / Perros’ (1976), en donde emplean imágenes documentales, noticiarios informativos, entrevistas abortadas, micropuestas en escena y, nuevamente, el respeto a la palabra dicha, el respeto a la máxima simplicidad: gran parte de este film lo sostiene el propio autor del texto original, Franco Fortini, leyendo en directo su propia obra.
Un alegato antisionista de un escritor italiano, judío y comunista.
EL CURSO DE LA HISTORIA
Memoria, identidad, territorio, comunidad. La cámara de Straub y Huillet nos muestra una y otra vez paisajes urbanos y rurales, apacibles y solitarios, en donde acontecieron hechos oscuros, cruentos y violentos. Las panorámicas recorren una y otra vez la línea del horizonte intentando señalar algo, apuntalar algo. ‘Lothringen!’ (1994) es un cortometraje que describe las vicisitudes de Metz, la ciudad de origen de Straub, conquistada por Prusia en 1870 y devuelta a los franceses a término de la Primera Guerra Mundial. La película, nuevo ejemplo de sintesis y adaptación de una obra literaria (una novela francesa, Colette Badouche, de 1909), es un manual de cine ensayo. La ciudad en la actualidad y la campiña colindante, una voz narradora citando las memorias de la protagonista, un diagrama de una batalla y dos insertos de ficción, dos supuestos diálogos, interrumpidos al no tener contraplano. La disociación de una comunidad destinada a vivir entre dos idiomas. Cine histórico, cine de época que no precisa de ningún énfasis de ambientación, de ningún alarde de presupuesto.
MASTER-CLASS DE MONTAJE
Dejamos para el final la que probablemente constituya la mejor introducción para su cine, ‘¿Dónde yace tu sonrisa escondida?’ (2001), documento de Pedro Costa sobre el trabajo de edición de una de las versiones del largometraje ‘Sicilia!’ (1998). En este film asistimos a sus manías, sus discusiones, sus filias y fobias y, ante todo, al estricto decálogo de normas que sustenta su cine. Una obra esencial para cualquier aspirante a cineasta y para cualquier interesado en el Séptimo Arte. Una película clave para pensar nuevamente el modo de hacer, el modo de narrar o el modo de representar una historia (o una idea) con imágenes.
El film es, también, el retrato de una relación sentimental que, a la vez, es laboral. Y, como toda comedia romántica, la pareja se enfrenta, se pelea y brevemente se reconcilia, antes de comenzar una nueva disputa. El campo de batalla: la moviola y la sala de edición.
Si para Straub y Huillet, la obra de arte (y su forma final) es consecuencia de la colisión entre una idea y una materia preexistente, esta película es la conmovedora descripción de ello mismo: la confrontación entre las teorías del locuaz y beligerante Straub (la idea) y el trabajo sosegado con la guillotina y el celuloide de Huillet (la materia). El resultado, su forma, se produce a la vez que vemos el film.
El cine de Straub y Huillet ha sido invisible durante décadas en nuestro país, debemos a la edición por Intermedio de buena parte de su obra en DVD, y a ciclos como el que acoge la Cineteca de Madrid (y también este febrero, la Filmoteca Regional de Murcia), la visibilidad de esta filmografía controvertida, importante, necesaria.
Los mejores DVD’s de 2011 para el crítico Manuel J. Lombardo, del Diario de Sevilla
El martes pasado el crítico Manuel J. Lombardo publicó en el Diario de Sevilla su lista de las mejores ediciones del año 2011. Nada menos que 5 publicaciones de Intermedio estaban entre las 10 mejores del año, a su juicio. Ya os adelantamos que, pese a ello, no nos alzamos con el primer premio, que recayó en una edición de Versus, “La Torre de los 7 jorobados“, de Edgar Neville, magnífico DVD por el que les felicitamos y que desde aquí queremos recomendar.
La lista de Manuel J. Lombardo es la siguiente:
1. La torre de los siete Jorobados. Edgar Neville. (Versus)
2. Cofre 3º de ‘Straub y Huillet’ DVD’s + Libro ‘Escritos’. (Intermedio)
3. Pack ‘Exilios’. Chantal Akerman. (Intermedio)
4. Los ojos sin rostro. Georges Franju. (Versus)
5. French Can-Can. Jean Renoir. (Versus)
6. Pack ‘Correspondencia(s)’. (Intermedio / MACBA)
7. Cofre Lisandro Alonso. (Intermedio)
8. La morte rouge. Víctor Erice. (Rosebud)
9. Diario de una mujer… Jean-Luc Godard. (Intermedio)
10. Pack Chaplin–Keystone. (Avalon)
El artículo sigue con una lista de los mejores libros de cine de 2011 de los que también nos hacemos eco ya que puede ser de vuestro interés. Sólo el primero de los títulos tiene una pequeña reseña.
1. Mutaciones del cine contemporáneo. J. Rosenbaum y A. Martin, eds. (Errata Naturae)
Publicado originalmente en 2003, este libro colectivo y de formato epistolar planteaba con visionaria lucidez algunos de los retos de la cinefilia y la crítica de comienzos del siglo XXI,a la luz de las nuevas tecnologías y la reconfiguración internacional de la cultura cinematográfica. Rosenbaum iba a ser el impulsor de una particular correspondencia entre colegas, algunos más próximos al ámbito académico, otros francotiradores desde sus respectivos rincones planetarios, que compartían una misma edad, unas mismas inquietudes (el cine íntimo y minimalista, un cine de los cuerpos), unos mismos gustos y referencias (de Cassavetes a Garrel, de Godard a
Hellman) y unas mismas exigencias y utopías respecto al cine y el ejercicio de la crítica en un momento histórico crucial y cambiante.
2. Historia Mundial del Cine, Vol.1 (Akal)
3. La experiencia fílmica. Imanol Zumalde. (Cátedra)
4. Después del cine. Ángel Quintana. (El Acantilado)
5. Martirologio (Diarios). Andrei Tarkovski. (Sígueme)
6. Mi vida y mi cine. Jean Renoir. (Akal)
7. El pasado es el destino. R. Tranche y S. Biosca. (Cátedra)
8. La revolución es una eztétyka. Glauber Rocha. (Caja Negra)
9. Flujos de la melancolía. Carlos Losilla. (Filmoteca Valencia)
10. Hollywood en la era digital. Esteve Riambau. (Cátedra)
Nocturno 29, de Pere Portabella, en “La Cinefilia no es Patriota”
Adivinanza. ¿Cuál es la frase favorita del gran director vanguardista catalán Pere Portabella?: “Para llegar a un lugar desconocido hay que hacerlo también por caminos desconocidos”. Así, ya sea en cine como en política, contra la dictadura franquista, este hombre es un enorme ejemplo de audacia, dignidad e independencia radicales.
La película empieza, de lo más burguesa, con un escenario filosamente rocoso y secamente desértico, fotografiado en blanco y negro de alto contraste, parodiando sin pudor el típico tópico de spot publicitario: chico y chica descuidadamente sexys (y en este caso, beatniks) acercándose el uno al otro… solo que el sonido del proyector arruina con su trac trac trac la vieja treta; es que no puedes imponer un producto mostrando al mismo tiempo el forro y las costuras de la idealización que son usados para venderlo al público… Dueto curioso el del glamour (aunque sea ‘grunge’) y la revolución (los chicos tiene ese aire progre). En fin, la única pregunta lógica aquí es qué producto nos quiere vender Portabella.
Pues nada más claro: ver cómo funciona la maquinita, destruir las ilusiones que construye el MRI (Modo de Representación Institucional) con tanto primor, hacer añicos la maldita ensoñación, la lógica causal, la continuidad narrativa, realizar una exploración del lenguaje del cine dentro de la propia película; ejercicio necesario de deconstrucción, vuelta plena a la conciencia, no necesariamente tautológica, de que esto que ves, no es la realidad: esto es una película. (Lo opuesto de la gente que va al cine para no pensar, que va para olvidarse de sus problemas, de sí misma.) Una conciencia alerta y crítica con respecto a la realidad del propio medium… Para empezar. Y la pregunta abierta, implícita en la obra de todo cineasta vanguardista (pregunta que los hace tan fastidiosos o tan simpáticos), queda explícita: ¿qué es el cine? Claro. Qué es el cine. Investiguémoslo…
Además, la secuencia inicial (y otras más) me recordaron de inmediato dos películas notablemente torturadas y de pareja en crisis: Fando y Lis, de Alejandro Jodorowsky, y La Aventura, de Michelangelo Antonioni. Y en cuanto a la geografía podría mencionar varias de Glauber Rocha. Añadiré que hay algo del surrealismo y exotismo de un Jodorowsky, y la ausencia ‘humana’ y presencia de los espacios y atmósfera existencialista de un Antonioni. Pero el espíritu con que filma Portabella -al tiempo que desmitificador de los consuelos de una historia- es demasiado irónico, y no pone a la emoción en primer lugar. Portabella se ubica del otro lado de la placidez de esos jóvenes personajes del principio. La secuencia termina ‘triunfalmente’ con la visión del fotograma rayado y luego quemado. Suena plac. Las intenciones se vuelven aún más cristalinas.
Si el cine es un rompecabezas que el consumidor quiere que sea no muy difícil de armar (la vida como enigma perpetuo no es algo que guste al buen burgués), desarmarlo delante de las narices del consumidor luce subversivo; el desparpajo con que Portabella lo hace, secuencia a secuencia, y casi plano a plano, lo ubica en una dimensión superior. Ni vuelta que darle.
Hay momentos de belleza tal vez más convencional. Una Lucía Bosé, a quien la fotografía en blanco y negro, granulada (en algunos pasajes) hace todavía más misteriosa… Sin embargo, el aparente vacío de sus actividades no hace de ella una figura heroica… Lo más parecido a una pareja en crisis, toques de desencanto incluidos, ‘a lo Antonioni’, existen en diálogos más o menos descifrables y más o menos indolentes y de ingeniosidad discutible… pero nada grave, el tema de la pareja no es uno que desvele a este director.
Apuntaría en contra el abuso de travellings laterales, alguna metáfora bastante tosca (un tipo que se quita supuestamente los ojos delante de la tele) y poco más. Concluiré este comentario resaltando la bofetada que una película como esta entraña para las mentalidades retrógradas y conformistas -e incluso ‘normales’-.
(Extraído del blog “La Cinefilia no es patriota” http://lacinefilianoespatriota.blogspot.com/2009/04/nocturno-29-1968-de-pere-portabella.html )